Los usuarios de WeChat registrados con un número de teléfono chino siguen bajo los efectos de los protocolos de bloqueo de mensajes de la plataforma.
por Adrià Calatayud
PEKIN, China.- Aunque las autoridades chinas suelen apelar a su cibersoberanía para controlar internet, la censura que aplican cruza fronteras de la mano de WeChat, la aplicación móvil más popular del país, según reveló un estudio publicado esta semana.
El gigante asiático globaliza su censura a través de su mayor red social justo cuando Facebook, la número uno del mundo, parece haber desarrollado una herramienta para filtrar sus contenidos según los requisitos del régimen comunista, con vistas a lograr el ansiado acceso a la comunidad de internautas más poblada del planeta.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto demostró que aquellos usuarios de WeChat registrados con un número de teléfono chino siguen bajo los efectos de los protocolos de bloqueo de mensajes de la plataforma incluso cuando salen de China o cambian a un número extranjero.
Esta conclusión choca con la noción de “soberanía de internet” que viene promocionando Pekín en los últimos tiempos, destaca Patrick Poon, investigador de Amnistía Internacional (que no ha participado en el estudio), en declaraciones a EFE.
Las autoridades chinas consideran que se pueden poner fronteras al ciberespacio, y que cada Estado tiene soberanía para actuar dentro de las suyas.
Así lo plasmaron en la ley de ciberseguridad que se aprobó el mes pasado y así lo defendió también el presidente del país, Xi Jinping, al inaugurar recientemente la III Conferencia Mundial de Internet que se celebró en la ciudad de Wuzhen.
El estudio de la Universidad de Toronto, asegura Poon, pone en duda “qué significa en realidad” ese concepto de cibersoberanía al que apela el Gobierno del gigante asiático.
“Si WeChat puede censurar contenidos de sus usuarios chinos cuando van al extranjero, eso en realidad sugiere que la censura de China va más allá de sus fronteras”, apunta el investigador de Amnistía Internacional.
“El concepto de ‘soberanía de internet’ de Xi Jinping simplemente trata de legitimar la práctica censora de China en los términos que consideren, sean cuales sean”, añade Poon.
WeChat es una aplicación para teléfonos inteligentes difícil de definir, un cajón de sastre que engloba al mismo tiempo un servicio de mensajería instantánea al estilo de WhatsApp, una red social similar a Instagram, una plataforma de pagos que compite con Alipay por dominar las tecnofinanzas chinas y una ventana a través de la que miles de empresas conectan con sus 806 millones de usuarios.
Es también un negocio muy rentable: Tencent, la firma tecnológica china que lo creó, se convirtió este año en la empresa con mayor valor en bolsa de Asia.
“Tencent respeta y cumple las leyes y regulaciones de los países donde opera para proporcionar un ecosistema comunicativo seguro y fiable para nuestros usuarios”, señaló la compañía, en un comunicado enviado a Efe, tras la publicación del estudio de la Universidad de Toronto, en el que apuntó que su objetivo es “crear valor”.
En ese trabajo, los autores afirman que “operar una aplicación de chat en China requiere seguir las leyes y regulaciones de control y monitorización”, lo que se traduce en bloquear aquello que cuestione valores esenciales del régimen comunista, como las referencias a la matanza de Tiananmen o el grupo religioso Falun Gong.
Por no ajustarse a esas normas, plataformas virtuales multinacionales como Facebook, Twitter o Youtube están vetadas en China y sólo son accesibles a través de servidores externos -en teoría prohibidos-, aunque hay otras que sí las cumplen como la red social profesional LinkedIn o la aplicación de mensajería Line.
Facebook lleva años haciendo gestos de cara a Pekín para ganarse su favor y recientemente el diario The New York Times informó de que había desarrollado un software para censurar entradas de los usuarios antes de que vieran la luz para cumplir con la legalidad en China.
“Durante mucho tiempo hemos dicho que estamos interesados en China, y estamos invirtiendo tiempo en entender y aprender más sobre ese país”, indicó Facebook en un comunicado enviado a EFE.
El gigante asiático, con 710 millones de internautas según los últimos datos oficiales, es un mercado muy jugoso para las empresas tecnológicas, pero el cumplimiento de la censura a la que obligan las leyes locales expone a esas firmas a las críticas.
Para Poon, de Amnistía Internacional, “si Facebook quiere entrar en el mercado de China de esa forma, se convertirá en aliado del Gobierno para socavar la libertad de expresión de los internautas chinos”.
EFE.